16 ago 2012

Uruguayos, 3 millones de directores técnicos

Los Uruguayos somos fantásticos. Tenemos el "don" de la "Todología", lo que nos hace capaces de saber absolutamente de todos los temas.

Claro! Si no podemos justificar la veracidad de lo que contamos, seguro tenemos un primo que sabe porque se dedica a eso, o estuvo ahí.

Somos seres de costumbres, la siesta, el mate (si no tomo mate me duele la cabeza), barrer la vereda (y me entero de todo lo que pasa en el barrio), o "regar" la vereda (que es una virtud exclusiva de los porteros de edificios, que abren la manguera y mojan las baldosas como si fueran a florecer en primavera).

Si preguntás "Señor, disculpe, la calle Avenida Brasil?" Jamás te va a contestar "Es el próximo semáforo, en cuatro cuadras más o menos". Seguramente te diga "A veeer...La siguiente es Pereira, la otra Guayaquí, la que sigue Masini, Martí y la otra, la del semáforo es Av. Brasil" Como si tuviera el síndrome del GPS.

En épocas de torneos futbolísitcos nos volvemos todos fanáticos, y vaya si seremos pizarreros.

Mientras ganamos, el DT de turno es un genio, el mejor de la historia, estratega, motivador, etc.
Si perdemos, "Es un perro, #Que se vaya!!!", y termina sin que le renueven el contrato. No hay segundas oportunidades para perdedores (a no ser que se vaya a dirigir a un equipo de la B y lo saque campeón, entonces ahi vuelve y nos olvidamos de su historial).

Ni hablar que mientras miramos los partidos no solo nos transformamos en DT, sino que también en jugadores experientes, jueces, líneas y hasta geólogos (por si todo lo demás conspira en nuestra contra, siempre tenemos tiempo de echarle la culpa a la altura, o a la presión atmosférica)..."Pateala!! Que haces??? Eso es corner!! Penal!! Penal!! Penaaaaal!!! Poné a Fulanito!! No te puedo creer que saca a Mengano si Sultano está muerto!!!".

Sin embargo no todas son pálidas en el deporte. También nos gusta festejar.
Festejamos cuando salimos cuartos, cuando salimos segundos, cuando clasificamos entre los primeros diez, cuando batimos nuestro record personal en las olimpíadas...Y nos felicitamos por destacarnos (entre nosotros???). Ahora NUNCA PERO NUNCA triunfes en la TV del otro lado del charco, porque aunque los hermanos argentinos te idolatren, para nosotros seguramente seas feo, pésimo actor, cantes como un perro y nos des verguenza ajena.

Acá nunca falta el que se para en la cola de la caja del supermercado con la tarjeta de puntos, atento al que se la olvidó; o el que se da dos vueltas frente a la promotora de yogurt para tomarse dos vasitos diminutos, y sentirse desayunado.

Tenemos la capacidad de aparecer en dos segundos y llenar la escena de un choque, y de desaparecer en la mitad del tiempo cuando la policía pide testigos...

Contamos con señoras que tienen la capacidad de correr cien metros para ganarte en subir al bondi, y después se hacen las destartaladas para que el guarda se apiade y le consiga un asiento; y otras que  te dicen "Qué precioso el bebé, y que cara de pillo" y cuando se dan vuelta "Seguro no lo cuida bien, tenía la cara pálida, debe estar anémico".

Estamos en todos lados, vayamos a donde vayamos siempre vamos a encontrar a un uruguayo. A veces lo reconocemos por el termo y el mate (frente a la torre Eiffel, la Puerta de Alcalá o el Capitolio). Y si nos reconocemos, nos saludamos y nos sentimos como si nos conocieramos de toda la vida.

Pese a todo esto, los uruguayos somos amigables, nos integramos en todas partes, nos adaptamos, compartimos nuestras cosas, ayudamos a los demás. Somos muy buenos anfitriones, solidarios, serviciales.

Nunca un uruguayo te va a dejar a pie. Si se te queda el auto, seguro tendrás a alguien atrás empujando y
gritando "dale más, dale más", o arrimándote a algún lado si te quedás en la carretera.

Uno puede pasarse la vida criticándonos, o aprender a aceptarnos y querernos como somos.

Porque después de todo, Uruguay es un pañuelo, y acá, nos conocemos todos.