Pocas veces recordamos como conocimos a las personas que hoy son parte de nuestras vidas o el momento exacto en que comenzamos una amistad.
Yo no me acuerdo cuando conocí a Gaby, pero si el día en que nos hicimos amigas.
La buena conducta no era algo que nos caracterizara ni a mi ni a ella. Ese día nos habían echado de la clase a las dos (shame on we jejeje). Estabamos en distintas clases, por lo que ni siquiera nos saludabamos.
El pasillo del liceo estaba vacío completamente y en las carteleras que estaban colgadas en las paredes, se exhibían las mejores obras de algunos alumnos de dibujo.
No se como, quedamos paradas las dos frente a la misma lámina. Observamos unos segundos en silencio, y yo dije: "Pah, que horrible ese sireno" y Gaby contestó "No es un sireno, es un tiburón -visto de arriba-comiéndose a un hombre".
Nos reimos a carcajadas por un rato y automáticamente nos pudimos a criticar los demás dibujos.
Así, por castigo de dos profesores/as, nació una amistad que perdura hasta hoy y tenemos la suerte de que nuestros hijos sean amigos!
Hoy, duplicamos la edad que teníamos en aquel entonces y nos seguimos riendo de las mismas chotadas que hace más de quince años. Capaz esta historia no signifique nada para nadie más que para nosotras dos. Pero son partes de los códigos de nuestra amistad (que está llena de códigos -la casa de las ratas, el renacuajo, pelusa, las gordas del Mirador Rosado, entre otros-)
La amistad no necesita de llamados telefónicos diarios, ni de cumplidos. La amistad necesita de códigos que hagan que por más que pase el tiempo, aunque la vida nos cambie, la escencia siga siendo la misma.
Te quiero amiga!!
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