8 jun 2009

Cuando todo lo que podía salir mal, salió mal...

Estaba sentada frente a la compu, deliberando si ir o no ir a hacerme una placa de una muela para ir luego al dentista. Mi duda existencial era si me hacia la placa (que no sabía si iba a necesitar) o no.
Me acorde de una charla con un amigo, en la que coincidiamos que cuando da pereza hacer las cosas y las postergamos, lo único que hacemos es postergar la pereza. Me armé de valor y fui a hacerme la placa.
De tanto deliberar sali con la hora justa. Llegué y en este orden hice el tramite.
1 - Cola para pagar la placa (despues de hacer la cola, sugerida por mi marido, me comunicaron que primero tenia que hacer "el ingreso").
2 - Cola para hacer el ingreso.
3 - Nuevamente cola para pagar la placa.
4 - Cola en donde me hice el ingreso para sacar numero para la placa.
5 - Esperar que me llamen para la placa
6 - Hacerme la placa
7 - Esperar el resultado.

Todo el trámite me llevó un buen rato, entonces tuve que tomarme un taxi para llegar a la odontóloga a tiempo.
El taxi iba a 45 (literalmente) y mientras ibamos por unas calles de adoquines pensé en la frase "despacito por las piedras". Ganas de taxicidio.
Llegué en hora.
La puerta del consultorio decia "Golpee y espere a ser atendido". Golpee tres veces y nada...
A los 20 minutos apareció una asistente dental y me dijo "La Dra está almorzando, ya viene".
PUTA QUE LA PARIÓ (perdon por la expresión)
Llegó 10 minutos más tarde, para decirme que ella no realiza el trabajo que necesitaba hacerme y que cuando vuelva a ir (con otra odontologa), me haga otra placa.
=)

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